30 de septiembre de 2012

Fibrilación auricular: ¿control del ritmo o de la frecuencia?

La estrategia de control del ritmo no ha demostrado ser superior a la de control de la frecuencia cardiaca y puede dar lugar a más efectos adversos y más hospitalizaciones.
El control de frecuencia es de elección mayoritariamente.
Existe una utilización excesiva de la estrategia de control del ritmo en la práctica clínica. El control del ritmo debería usarse en caso de mal control de frecuencia, pacientes jóvenes o con bajo riego de recurrencia de la FA y en presencia de FA secundaria a un proceso reversible. Hay que tener en cuenta los efectos adversos de los antiarrítmicos, ser cuidadosos en la elección del más adecuado y seleccionar bien al candidato a ablación.
Las estrategias de control del ritmo o de la frecuencia pueden ser complementarias.
Los objetivos más importantes son el tratamiento apropiado de la enfermedad de base, el control de los síntomas, la prevención tromboembólica y del desarrollo de la propia FA.

•Jesús Berjón. Cardiólogo del Complejo Hospitalario de Navarra. SNS

28 de septiembre de 2012

Si cambia de médico:Longitudinalidad cero

Independientemente de las verdaderas razones de este inesperado cambio, los médicos solemos vivir con inquietud y preocupación -yo al menos- la decisión de romper la compleja unión de un paciente y su médico de cabecera.
Entendemos que si esa decisión se produce es porque la relación no era plenamente satisfactoria, pues sabemos que si una persona quiere curarse o ser aliviada es básico que los vínculos establecidos con su médico sean robustos y basados en la confianza mutua.
La atención de los principales problemas de salud que tiene una persona a lo largo de su vida por parte de su médico de cabecera es lo que llamamos Longitudinalidad y es una de las dimensiones más importantes de la Atención Primaria. Se ha demostrado que esta relación mantenida en el tiempo no sólo es muy beneficiosa para el paciente, sino también para el profesional y para todo el sistema sanitario.
Las ventajas de la longitudinalidad son muchas. El ser atendido por el mismo médico de cabecera a lo largo de los años produce una mayor satisfacción en el paciente (más a más años), facilita un mejor cumplimiento de los tratamientos y se obtienen mejores resultados en actividades de prevención como las vacunaciones o el cribado del cáncer de mama.
A su vez el médico que le atiende identifica mejor determinados problemas de salud como algunos trastornos de conducta o problemas psicosociales en niños, realiza diagnósticos más precisos y evita tratamientos innecesarios (que también pueden ser nocivos)
La longitudinalidad también es positiva para el sistema sanitario. Se utilizan mejor los servicios de salud, se reducen las hospitalizaciones y por consiguiente también disminuyen los costes sanitarios. Para que estos beneficios se produzcan, sin embargo, la relación medico-paciente ha de ser de al menos un lustro, y mejor si se alcanzan los 10 años. Hay que recordar que para que el médico tenga un buen conocimento de sus pacientes suele necesitar al menos un año de contactos pero con frecuencia se requiere un periodo superior a los 5 años. Sin embargo,no necesitamos este tiempo cuando se realizan actividades preventivas como el consejo antitabáquico o para la obesidad.
No se conoce con exactitud porqué la longitudinalidad produce estos beneficios. Algunas teorías afirman que a lo largo del tiempo la confianza del paciente mejora y con ella la calidad de la información que recibe su médico. Esta confianza mejora además su capacidad de respuesta ante las recomendaciones recibidas. Los médicos también van conociendo mejor a sus pacientes con el tiempo y eso permite detectar pistas de una forma más sutil que les ayudan a ser más precisos para resolver sus problemas de salud.
Existe la preocupación de que la longitudinalidad puede tener también algunos inconvenientes, como el retraso en el diagnóstico de problemas graves de salud. Pero, aunque no se niega que pueda pasar en algún caso, no se ha documentado que ocurra.
Hay algunos autores que proponen sustituir la longitudinalidad “temporal” o relación médico-paciente en el tiempo, por la longitudinalidad “personal”, que se centraría más en la intensidad de esa relación que en los años que lleve. De esta forma el beneficio de la longitudinalidad vendría condicionada más por la confianza en la relación médico-paciente que por su duración. Aunque lo más frecuente es que una relación no perdure en el tiempo si no se establecen vínculos de respeto y confianza mutua.
Las causas por las que los pacientes cambian de médico son variadas, pero la más frecuente es una relación deteriorada entre ambos, motivo que se refiere en uno de cada tres casos. Otras razones son la incompatibilidad de horarios, la dificultad para obtener una incapacidad laboral o el disponer de referencias positivas de otros médicos. Resulta curioso que la incompetencia técnica del profesional no ocupe un lugar prioritario en esta lista de causas de cambio de médico. Esto confirma que los pacientes dan más valor a la calidad humana de la relación entre médico y paciente que a su competencia científico-técnica.
Es muy importante que el médico conozca las razones por las que sus pacientes cambian de médico, pero también es esencial que los pacientes sepan como viven los médicos este cambio, la autocrítica que genera y cómo responden para evitarlo. Y ambos deben saber como puede perjudicar esta pérdida de la longitudinalidad en ellos y por ende en el sistema sanitario.
Antes de tomar la decisión de romper esa relación médico-paciente, deberíamos pensar que:

1. Los médicos no se ofenden por este cambio: se preocupan y se entristecen.

2. Su objetivo principal es la salud de sus pacientes, no satisfacer su orgullo de médico.

3. Si algo no gusta, hay que decirlo.

5. Mentir no ayuda, al contrario: nos perjudica.

6. Si la relación no es buena, deberíamos cambiar de médico.

7. Si la relación no es mala, quedémonos a mejorarla.

8. Y recordemos siempre, que si cambiamos, la longitudinalidad empieza de cero.

27 de septiembre de 2012

¿Qué es un error de medicación?

Los errores de medicación se producen por fallos en el proceso de utilización de los medicamentos y se deben analizar como errores del sistema. Nunca se deben considerar como errores humanos, pensando que la solución se limita a encontrar al individuo "culpable" del error. No se trata de buscar QUIÉN causó el error, sino de analizar QUÉ circunstancias motivaron el error.

26 de septiembre de 2012

14-20 October 2012 is International Infection Prevention Week.

This annual event provides infection prevention and control with the opportunity to showcase their activities to minimise risk to patients of healthcare associated infections.
You could have competitions, promotions, education sessions, information stands as some ideas on how to promote the importance of infection prevention and control in your organisation.

25 de septiembre de 2012

sitTE: Servicio de Información Telefónica sobre Teratógenos Español

http://www.fda.gov/ForConsumers/ByAudience/ForWomen/FreePublications/ucm126298.htm
Al sistema de clasificación de la FDA se le atribuyen ciertas limitaciones. Las categorías americanas son designadas con las letras A, B, C, D y X, en orden creciente de riesgo estimado. Las drogas de la categoría A son consideradas usualmente seguras en el embarazo, y las de la categoría X están contraindicadas. Esto no quiere decir que un medicamento catalogado como C sea más seguro que uno catalogado como D. (la categoría C es como un “cajón de sastre” donde se encuadran muchos medicamentos a los que se les asigna esa categoría al aprobarlos). Algo muy importante que se obvia en este y todos los sistemas de clasificación de fármacos es el periodo de exposición al fármaco.
 
Para aplicar esta clasificación a la hora de realizar una prescripción hay que tener en cuenta que los estudios en animales son orientativos, pero no extrapolables a la especie humana.



Servicio de Información Telefónica sobre Teratógenos Español (SITTE): servicio de consulta telefónica de apoyo a los profesionales atendido por profesionales del grupo ECEMC (Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas) de la Universidad Complutense de Madrid que, entre otros aspectos, facilita información sobre el empleo de fármacos durante la gestación de forma individualizada para cada caso.